En ese verano de 1993 quedé en un bar cerca de mi piso con un anciano de Jaén que me había escrito una carta afirmando que él seguiría y seguiría intentando conocerme.
En ese verano de 1993 quedé en un bar cerca de mi piso con un anciano de Jaén que me había escrito una carta afirmando que él seguiría y seguiría intentando conocerme.